[…] quien es poeta es poeta continuamente, se ve asaltado por la poesía continuamente; de igual modo que un pintor, supongo yo, siente que las formas y los colores están asediándolo; o que un músico siente que el extraño mundo de los sonidos, el mundo más extraño del arte, está buscándolo siempre: qué melodías y, por qué no, discordias también, que lo buscan.
Borges
En el Radioarte no hay un fin asignable, no existen teleologías, sino un proceso en el que los sonidos son dispuestos de forma aleatoria, como la paradoja de que en el mundo sonoro, más allá de las imágenes y las prisiones del espacio en que se mueve el hombre, es capaz de albergar una serie interminable de sucesos e imágenes; y que a diferencia de los cánones del sonido, en los que es posible vaticinar un posible resultado, en el Radioarte, cada suceso es una razón existencial que deviene de la casualidad o el encuentro con posibilidades casi inagotables. Dicho lo anterior podría decirse que el Radioarte es el sonido en completa negación del fin.
El Radioarte es testimonio de que todo cabe en el sonido, lo real y lo imaginado, lo narrativo y lo informativo, lo fortuito y lo asignado, lo fatuo y banal, lo sagrado y lo agnóstico. En el Radioarte el sonido concreto alcanza la verdadera subjetividad al desglosarse en el espacio y en la naturaleza auditiva del mundo.
2 comentarios:
Luis, simplemente maravilloso.
Las palabras de Borges, su voz, las voces, el universo sonoro que las rodea, que me rodea (escribo mientras escucho)
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El vacío, el Aleph, todo y nada, todos lo libros, uno,la biblioteca infinita..
Un gran abrazo
Gabriel
Gabriel,
Por alguna razón no había visto este mensaje.
Te agradezco mucho el comentario.
Un abrazo.
Luis
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